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Desde el caos de mi casa, con 2 niños jugando y estudiando, escucho voces en el computador. No hay caras, algunas fotos, algunas letras, pero esas voces quieren saber más, quieren aprender y cómo transmito todos los conocimientos desde una pantalla?… No sé cómo es la clase, no veo caras atentas o aburridas que me digan que lo estoy haciendo bien o mal, no escucho sonrisas con las tallas que les cuento, no veo la expresión de entendimiento o que no comprenden lo explicado… 

Es difícil, la tecnología nos acerca a los otros para mantener la educación, pero nos quita algo tan importante como son las expresiones no verbales, los alientos para estudiar, la acogida al alumno con dificultades nos quita esa sensación de plenitud de enseñar y saber que han aprendido.Será una clase diferente, será una clase más fría y más concreta en los contenidos, pero sin expresión de su emocionalidad por un tiempo… 

Sola con los niños hay incertidumbre diaria de lo que va a pasar, ¿nos enfermaremos?, ¿esto perjudicará a los estudiantes?, ¿saldrán fortalecidos de esta experiencia y con nuevas herramientas?,¿cómo hago las funciones de docente, dueña de casa, madre, profesora de básica y universitaria a la vez sin fallar? No lo sé, pero haré mi mejor esfuerzo como lo están haciendo mis estudiantes, mis hijos y la sociedad, tendremos errores pero espero que sean muy pocos y puedan solucionarse… 

Llegará el día que los conoceré en persona, les enseñaré esas cosas que no se pueden explicar por la pantalla y veré si aprendieron o no en esta nueva modalidad, pero mientras eso no suceda siguiere escuchando las preguntas a lo lejos, mientras calmo a mi hijo con el pecho para que pueda seguir enseñando.